La inflación y el crecimiento de capital no son rivales invisibles, sino determinantes del bienestar financiero. Con una tasa de inflación general de 2,4% en mayo de 2025 y una inflación subyacente del 2,8% el mismo mes, el desafío para los ahorradores y los inversionistas se intensifica.
El ritmo del crecimiento económico se ha moderado a crecimiento económico de 1,5% en 2025 tras un 2,8% en 2024, y se prevé un ligero descenso al 1% en 2026. Ante este panorama, comprender cómo conservar y aumentar el poder adquisitivo se convierte en una prioridad.
La inflación nominal mide el aumento porcentual de los precios, mientras que la inflación real descontada refleja valor real del dinero. Cuando tus inversiones rinden un 5% y la inflación alcanza el 3%, tu ganancia real es apenas del 2%.
Para ilustrar, imagina una cartera diversificada que genera un rendimiento bruto del 6%. Tras restar la proyección de inflación de 2,9% en 2025, tu rentabilidad neta se sitúa cerca del 3,1%, antes de considerar impuestos y comisiones.
La pérdida de poder de compra de los ahorros afecta especialmente a los hogares de menores ingresos, que destinan la mayor parte de su presupuesto al consumo básico. Cuando los precios suben, la capacidad de adquirir bienes y servicios disminuye drásticamente.
Existen tres vías principales por las que la inflación hace mella:
Adicionalmente, los acreedores ven disminuir el valor real de sus préstamos, mientras que los deudores se benefician al saldar obligaciones con dinero que vale menos.
Para que el patrimonio crezca por encima de la inflación, es esencial considerar los rendimientos netos descontando la inflación. No basta con cifras nominales altas si el contexto inflacionario las eclipsa.
Algunos de los activos protegidos frente a la inflación incluyen bienes raíces, materias primas, acciones de empresas con poder de fijación de precios y productos financieros indexados al IPC. Estos instrumentos ayudan a conservar el poder adquisitivo.
Además, la inflación reduce el peso real de las deudas fijas, como las hipotecas, convirtiendo estos pasivos en una estrategia indirecta de protección de capital. Pagar un préstamo con dinero que vale menos incrementa la rentabilidad real de tu inversión.
El enfrentamiento entre inflación y crecimiento de capital requiere estrategias de inversión y protección de capital cuidadosamente planificadas. No existe una solución única, pero sí prácticas que marcan la diferencia.
En esta contienda, quienes adoptan una visión de largo plazo y monitorean la política monetaria y fiscal aumentan sus probabilidades de éxito. La clave está en identificar oportunidades antes de que las subidas de precios se consoliden.
A pesar de que la inflación impacta de manera desigual según niveles de ingreso, los inversores estratégicos pueden no solo preservar su poder adquisitivo, sino también incrementarlo. Con información oportuna, disciplina y perspectivas de crecimiento de capital fundamentadas, la inflación deja de ser un enemigo imbatible.
Referencias